Si bien en esta ciudad se encuentra la principal planta de elaboración de Cementos Pacasmayo, la tradición no es precisamente el aprovechamiento de estos minerales. Pacasmayo es desde hace mucho pescadora. Escribo esta nota en homenaje a esta ciudad y justo hoy 29 de junio, Día de San Pedro y San Pablo, los apóstoles pescadores.
En la vista superior se aprecia el tradicional malecón de Pacasmayo. Bellos y confortables hoteles se encuentran en esta zona. La razón de esta serie de fotografías de Pacasmayo se debe a una invitación de mi amiga Ruth Ayala a fotografiar lo que su institución CEDEPAS hace con los pescadores de Pacasmayo.
La vista anterior es de la Casa de la Cultura, que aparentemente ha sido la antigua estación del ferrocarril, porque justamente está en la misma ruta de los rieles que van hasta el final del muelle de pescadores. Pacasmayo se encuentra casi en la boca del Río Jequetepeque, que viene desde Cajamarca. En plena costa y a mitad de camino entre Chiclayo y Trujillo. La foto superior, igual que las demás, ha sido tomada en junio del año 2008, muy cerca de la temporada más fría de nuestro país. Sin embargo el clima en Pacasmayo es agradable y no es raro encontrarse con vistas al mar como las que se muestra en la foto.
La actividad pesquera en Pacasmayo es artesanal; es decir que se desarrolla sin embarcaciones ni aparejos industriales y en el área de 5 millas que el Estado ha reservado para este tipo de pesca.
El muelle de pescadores posiblemente tuvo una finalidad diferente cuando se construyó y operó en los primeros años, pero hoy sólo sirve para facilitar el embarque y desembarque de los pescadores artesanales. No cabe duda que el muelle es testigo de una importante historia en Pacasmayo. Desde ahi se puede observar el ancho mar hacia el oeste y volver la mirada a la ciudad de Pacasmayo al oriente. Muy cerca y atados a él están las embarcaciones que utilizan los pescadores artesanales para irse "a la mar" en busca del pescado que sostendrá economía y alimento en el hogar.
Desde las primeras horas y a lo largo de la mañana se ve llegar pequeñas embarcaciones con pescadores que vienen de cumplir su faena de pesca, con el preciado pescado y los aparejos usados para recibir la limpieza y arreglos que son necesarios.
Una vez en tierra, al empezar el muelle, los pescadores seleccionan la pesca para proceder a la comercialización. La demanda es alta; lo que cada vez es menos es la pesca.
Tampoco es extraño ver en la captura a individuos en estadíos juveniles o en estado reproductivo.
El poblador reconoce un pescado de agradable sabor y paga mejor precio por él. Lo más frecuente de encontrar son las "pintadillas", que son peces que viven más cerca de la orilla. Sin embargo se puede esperar "chitas", "pampanitos" y otros de mejor aprecio en la olla regional.
De manera informal, pero no por ello necesariamente desordenada, el poblador se aglomera ante el ofertante del pescado fresco a comprar lo que será el menú de hoy. Aún el pescado se encuentra al alcance de las economías más humildes.
La situación de la pesca artesanal en Pacasmayo y esa parte de la costa peruana es crítica. El pescador no sale de su situación de supervivencia y el pueblo cuenta con cada vez menos pescado para su consumo diario.
La situación se torna compleja cuando el mar es cada vez más un escenario de sangrienta competencia por el preciado pescado. Muchas veces la zona de pesca artesanal es invadida por las embarcaciones semi industriales e industriales, dejando sin oportunidad al pescador artesanal, desprovisto de capacidades técnicas y organizativas para sobrevivir en este mar de competencias económicas.
La rápida visita permitió percibir eso, que previamente fue contado por Ruth, actuando como guía de la visita. CEDEPAS espera encontrar la fórmula que dote al pescador artesanal de mejores instrumentos para defender su actividad y permitirle alcanzar mejores estándares de vida para él y su familia, como es su derecho.
Muy aparte de lo que es la actividad de pesca artesanal, pero no lejos de donde se embarcan los pescadores y se comercializa el pescado. No lejos tampoco del bello malecón que se mantiene por las acogedores hoteles y agradables viviendas, se aprecia una práctica que lamentablemente aún subsiste en nuestras localidades: vertimiento de aguas servidas al mar.
Y no cabe duda que están generando impacto ambiental, visual y dentro de poco el impacto se verá en la salud de las personas.
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